En las civilizaciones del mundo antiguo como China, Mesopotamia o Egipto, la ganadería fue el eje central de su agricultura
La Mesoamérica prehispánica fue el escenario donde tuvo lugar el surgimiento de una cultura milenaria que se desarrolló de manera independiente; además de las aportaciones al campo de la astronomía y la arquitectura, sus habitantes crearon un sistema de cultivo basado en una agricultura sin animales.
De acuerdo con María Teresa Rojas Rabiela, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), mientras que en las civilizaciones del mundo antiguo como China, Mesopotamia o Egipto, la ganadería fue el eje central de su agricultura, en Mesoamérica se desarrolló un sistema de producción agrícola manual que le permitió crear formar propias de cultivar la tierra.
El sistema de trabajo manual, comenta, dio lugar a un conjunto de técnicas y estrategias de manejo que junto con el mejoramiento fitogenético de las especies y la intensificación del uso del suelo por medio de la irrigación y el aterrazamiento, dieron lugar al crecimiento de la capacidad productiva de los pueblos de Mesoamérica.
“Lo distintivo de Mesoamérica es que no hubo domesticación de animales con los cuales los agricultores realizaran las labores del campo y de transporte, que imprimió al desarrollo social y político un sello propio, y la orientó a realizar actividades como la transformación de los paisajes y la organización social y política”, destaca la doctora en ciencias sociales con especialidad en antropología.
Para la investigadora miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), conocer las claves ambientales, sociales y las técnicas de esta actividad resulta de mucho interés para el país, porque permite entender el funcionamiento y desarrollo de las civilizaciones prehispánicas a partir de sus modestos orígenes.
Por lo anterior, María Teresa Rojas Rabiela ha coordinado investigaciones sobre etnohistoria de la agricultura, del riego y de la tecnología mesoamericana, entre otras líneas. La afirmación sobre el desarrollo de una agricultura sin animales en Mesoamérica es resultado de investigaciones arqueológicas y etnográficas.
De acuerdo con María Teresa Rojas Rabiela, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), mientras que en las civilizaciones del mundo antiguo como China, Mesopotamia o Egipto, la ganadería fue el eje central de su agricultura, en Mesoamérica se desarrolló un sistema de producción agrícola manual que le permitió crear formar propias de cultivar la tierra.
El sistema de trabajo manual, comenta, dio lugar a un conjunto de técnicas y estrategias de manejo que junto con el mejoramiento fitogenético de las especies y la intensificación del uso del suelo por medio de la irrigación y el aterrazamiento, dieron lugar al crecimiento de la capacidad productiva de los pueblos de Mesoamérica.
“Lo distintivo de Mesoamérica es que no hubo domesticación de animales con los cuales los agricultores realizaran las labores del campo y de transporte, que imprimió al desarrollo social y político un sello propio, y la orientó a realizar actividades como la transformación de los paisajes y la organización social y política”, destaca la doctora en ciencias sociales con especialidad en antropología.
Para la investigadora miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), conocer las claves ambientales, sociales y las técnicas de esta actividad resulta de mucho interés para el país, porque permite entender el funcionamiento y desarrollo de las civilizaciones prehispánicas a partir de sus modestos orígenes.
Por lo anterior, María Teresa Rojas Rabiela ha coordinado investigaciones sobre etnohistoria de la agricultura, del riego y de la tecnología mesoamericana, entre otras líneas. La afirmación sobre el desarrollo de una agricultura sin animales en Mesoamérica es resultado de investigaciones arqueológicas y etnográficas.
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