Cuando a Julio Cortázar le preguntaron qué pensaba de Mafalda, el escritor contestó: Bueno, me parece más interesante saber lo que Mafalda piensa de mí
Agencias / ciberpasquinero
Hace 56 años, Mafalda aparecía por primera vez en los medios gráficos, a través de una publicación en la revista Leoplán.
Mafalda, célebre protagonista de la historieta argentina creada por el humorista argentino Joaquín Salvador Lavado (apodado Quino), apareció por primera vez el 29 de septiembre de 1964.
Quino ideó un argumento: la niña hacía preguntas, sus padres las contestaban (o no) y ella obtenía sus conclusiones.
Su personaje retrata a una niña de clase media argentina con una actitud comprometida ante el mundo. Aunque es aún muy pequeña, Mafalda se preocupa por la humanidad y la paz mundial, y se rebela contra la manera en que es el mundo.
Se levantaba a las 8 de la mañana, buscaba ideas y desperdiciaba bosquejos hasta las 5 de la tarde y dibujaba hasta las 9 de la noche. Su esposa, Alicia, le resolvía mientras tanto su relación con el mundo.
Los comentarios y ocurrencias de Mafalda son el espejo de inquietudes sociales y políticas de los años sesenta. Fue también muy popular en Latinoamérica en general, España, Italia, Francia y otros países europeos.
Un editor avispado publicó en 1966 las 140 primeras tiras. Esperaba vender 3.000 ejemplares en dos meses y los agotó en dos días. En los años sucesivos, Mafalda se extendió por todo el mundo. En 1968 se publicó la traducción italiana; en 1970 ya estaba en Alemania, Portugal, Finlandia, España y en toda Latinoamérica. Solo Estados Unidos prescindió de la niña que se preguntaba tanto por la guerra (entonces era la del Vietnam). Pero en 1972, Mafalda triunfaba en Francia, y se sucedieron luego las ediciones en japonés, griego, inglés y gallego.
La historia animada ha sido traducida a más de treinta idiomas.
En la Ciudad de Buenos Aires hay una plaza llamada Mafalda, así como una placa en el edificio donde residió Quino mientras la dibujaba y donde está ambientada la historieta, en la calle Chile número 371 del barrio de San Telmo, en Buenos Aires.
En 1973, en pleno éxito, decidió que antes de matar su propio ingenio debía matar a la niña sabia (...).
Hace 56 años, Mafalda aparecía por primera vez en los medios gráficos, a través de una publicación en la revista Leoplán.
Mafalda, célebre protagonista de la historieta argentina creada por el humorista argentino Joaquín Salvador Lavado (apodado Quino), apareció por primera vez el 29 de septiembre de 1964.
Quino ideó un argumento: la niña hacía preguntas, sus padres las contestaban (o no) y ella obtenía sus conclusiones.
Su personaje retrata a una niña de clase media argentina con una actitud comprometida ante el mundo. Aunque es aún muy pequeña, Mafalda se preocupa por la humanidad y la paz mundial, y se rebela contra la manera en que es el mundo.
Se levantaba a las 8 de la mañana, buscaba ideas y desperdiciaba bosquejos hasta las 5 de la tarde y dibujaba hasta las 9 de la noche. Su esposa, Alicia, le resolvía mientras tanto su relación con el mundo.
Los comentarios y ocurrencias de Mafalda son el espejo de inquietudes sociales y políticas de los años sesenta. Fue también muy popular en Latinoamérica en general, España, Italia, Francia y otros países europeos.
Un editor avispado publicó en 1966 las 140 primeras tiras. Esperaba vender 3.000 ejemplares en dos meses y los agotó en dos días. En los años sucesivos, Mafalda se extendió por todo el mundo. En 1968 se publicó la traducción italiana; en 1970 ya estaba en Alemania, Portugal, Finlandia, España y en toda Latinoamérica. Solo Estados Unidos prescindió de la niña que se preguntaba tanto por la guerra (entonces era la del Vietnam). Pero en 1972, Mafalda triunfaba en Francia, y se sucedieron luego las ediciones en japonés, griego, inglés y gallego.
La historia animada ha sido traducida a más de treinta idiomas.
En la Ciudad de Buenos Aires hay una plaza llamada Mafalda, así como una placa en el edificio donde residió Quino mientras la dibujaba y donde está ambientada la historieta, en la calle Chile número 371 del barrio de San Telmo, en Buenos Aires.
En 1973, en pleno éxito, decidió que antes de matar su propio ingenio debía matar a la niña sabia (...).
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