Entre las muchas leyendas que se cuentan en nuestro país está esta de Los Aluches, como el acompañante del luchador Tinieblas
LOS ALUXES
Los Aluxes brotan a la luz de la luna.
Pocas personas los ven, porque son ágiles, ligeros y traviesos.Su vida es un continuo jugar. Les gusta chapotear en las aguas, siempre están sonrientes y con ganas de desconcertar a los humanos.
Si de casualidad topan con gente empiezan a molestar con travesuras, tiran piedras y esconden pequeños objetos.
Con sus risas descontrolan la serenidad y si se asustan, son capaces de armar una algarabía mayúscula.
En esos momentos hay que permanecer tranquilos a sabiendas de quién se trata.
Hay que tener paciencia y tratarlos con bondad.
Si se hace, se tiene asegurado el porvenir.
Las noches no se van a ver inquietadas con la idea de que un mal viento pueda arrasar la casa.
Ellos van a estar allí para protegerla.
O que una plaga de ratones termine con el maíz del granero.
Los Aluxes no lo permitirán.
Pero si alguien piensa que se trata de animales o de malos espíritus y trata de ahuyentarlos se vengarán bailando en la milpa hasta destruir los sembradíos o armarán tal alharaca que la quietud de las noches se perderá para siempre.
Desde tiempos inmemoriales han convivido hombres y Aluxes.
Como no los vemos en el día no hay una idea clara de cómo deben ser tratados.
La tradición nos lo dice.
Hay que regalarles comida y cigarrillos, o poner fuego , después de sus juegos en el agua tiritan de frío. Colocar una jicarita con miel o pozol.
Son golosinas que los pierden.
Redituarán al ser que los atiende con cuidados hacia él, su familia y sus campos.
Leyendas y raíces yucatecas
Los aluxes mayas son duendecillos malévolos que deambulan por los bosques y penetran en las casas por las noches.
A los durmientes les zamarrean las hamacas para despertarlos.
Los aluxes son también causantes de enfermedades: se las producen a las personas cuando duermen con solo pasarles la mano suavemente por la cara.
Amanecerá la víctima atormentada por incontrolables fiebres y vómitos.
Los aluxes lanzan piedras y maltratan a los perros.
Sólo se compadecen de quienes les regalan comida o les hacen ofrendas.
En compensación los protegen y cuidan sus casas y sus milpas.
A quien pillen robando los frutos de los huertos ajenos, le propinarán una paliza y, por último, acabarán pegando en los gajos los frutos arrancados por el ladrón.
Nunca duermen
Un campesino maya describe lo que es un alux: Es como un niño. Anda con alpargatas y sombrero; tiene también escopeta y perro; éste último es muy pequeño. En ocasiones, cuando un hombre va por el monte, suele oír disparos del alux y los ladridos de su perro; esto indica que está de caza. Los animales que mata son de "puro aire" como el y su perro.
Existe la creencia de que los aluxes no son otros que los antiguos ídolos de barro esparcidos por los sitios arqueológicos que de tiempo en tiempo cobran vida para llevar a cabo sus trascadas.
Algunos autores afirman que eran los propios hombres quienes volvían a la vida a los aluxes.
Para lograrlos, quemaban copal en uno de los mismos aluxes de barro dentro de nueve días y nueve noches, sin conciliar el sueño.
Agradecidos, los aluxes guardaban las milpas de sus bienhechores y los defendían de las fieras noctívagas.
Sin embargo, los actuales campesinos procuran destruir estos ídolos para evitar la ocurrencia de supuestos desaguisados.
Algunos creen que los aluxes desaparecieron para siempre cuando les cayó un rayo mientras bailaban en la lluvia.
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