El español, que ocupa junto al italiano la cuarta posición según su uso e importancia dentro de la UE, es el tercer idioma más utilizado dentro del sistema de las Naciones Unidas y disfruta del estatus de lengua oficial de trabajo, se encuentra en una posición de debilidad en estos organismos.
Los delegados y funcionarios españoles asistentes a las reuniones no ejercen el derecho a hablar en su lengua materna por el deseo de hacerlas más dinámicas utilizando sólo el inglés.
Su amplia proyección internacional y el hecho de que sea lengua oficial de la ONU y la UE no son suficientes para que el español alcance en los organismos internacionales la posición que requiere su universalidad, peso cultural y proyección internacional, según señalan Javier Rupérez y David Fernández Vítores, autores del estudio El español en las relaciones internacionales (Col. Fundación Telefónica / Ariel).
El objetivo del libro es hacer valer la naturaleza transeuropea de un idioma que hablan 450 millones de personas en todo el mundo y en veinte países, ya que las prácticas asentadas en el sistema de las Naciones Unidas siguen apuntando a la consolidación del monolingüismo institucional del inglés y el llamado "duopolio lingüístico" del inglés y del francés en la UE. Esta situación es considerada "altamente nociva" para la representación futura del español, a decir de los coautores de esta obra, que se ha presentado en el Espacio Fundación Telefónica.
La presentación ha contado con el codirector del proyecto "Valor Económico del Español", José Antonio Alonso; los autores del libro Javier Rupérez y David Fernández Vítores, el director de "ABC Cultural", Fernando Rodríguez Lafuente, y el embajador de España para la Diplomacia Cultural, Santiago de Mora-Figueroa, Marqués de Tamarón.
Escasa presencia del español en los organismos internacionales: retos y oportunidades.
Nuestra lengua, además de ser una lengua internacional, forma parte del grupo de lenguas oficiales de relevantes instancias internacionales. El español fue lengua oficial en la Sociedad de Naciones desde 1920, fue uno de los idiomas en los que se redactó la Carta de Naciones Unidas y es lengua oficial de este organismo desde su fundación. Posteriormente pasó a formar parte del conjunto de lenguas oficiales de la Unión Europea, en cuyas instancias ejecutivas la cooficialidad del español se ha visto limitada y ha perdido peso no sólo respecto al inglés, sino también con respecto al francés, al alemán y al italiano.
La preocupación por esta brecha ha inspirado a los autores del libro, conscientes de que la oficialidad del español se disuelve en las instancias de negociación multilaterales y en las esferas operativas del trabajo cotidiano de las instituciones. La escasa presencia del español en la sede de los organismos de la Unión Europea resulta a la larga muy dañina para nuestros intereses nacionales globales dentro y más allá de Europa: a pesar de que los regímenes lingüísticos de estas organizaciones establecen la igualdad de todas sus lenguas oficiales, en la práctica se excluye al español.
Aunque en los últimos años se han adoptado medidas dirigidas a equiparar y reforzar la representación lingüística de las distintas lenguas oficiales en el seno de estas organizaciones, todavía no se ha conseguido erradicar el monolingüismo casi endémico presente en gran parte de las reuniones que se celebran en el sistema de las Naciones Unidas y que está representado por el uso casi exclusivo del inglés. Del mismo modo, en la UE, la funcionalidad conduce al empleo del inglés y el francés como únicas lenguas de comunicación, lo que se ha calificado ya de "duopolio lingüístico".
El número de términos españoles contenidos en la UNTERM, la base de datos de terminología multilingüe que contiene más de 70.000 entradas que proporciona la nomenclatura y la terminología específica de las Naciones Unidas en los seis idiomas oficiales -inglés, francés, español, ruso, chino y árabe-, coloca a nuestra lengua en la sexta y última posición, lo que significa ser la lengua con menor peso.
El español, que ocupa junto al italiano la cuarta posición según su uso e importancia dentro de la UE, es el tercer idioma más utilizado dentro del sistema de las Naciones Unidas y disfruta del estatus de lengua oficial de trabajo, no se utiliza de forma efectiva en las reuniones formales de estos organismos. Además, su uso a nivel informal en los organismos de la UE es prácticamente nulo, frente al inglés y al francés, con la consiguiente desventaja negociadora que esto supone para los representantes que tienen el español como lengua materna.
El español en la ONU y la UE, relegada a "lengua de traducción"
La plantilla de intérpretes españoles es la tercera más grande del Servicio de Interpretación de la Comisión de la UE por el escaso conocimiento de otras lenguas europeas por parte de los delegados españoles, lo que hace que se envíe a delegados con conocimientos de inglés y se refuerce aún más el uso exclusivo de este idioma en detrimento del español.
El estudio revela que los delegados y funcionarios españoles asistentes a las reuniones no ejercen el derecho a hablar en su lengua materna por cuestiones presupuestarias o por el deseo de hacerlas más dinámicas utilizando sólo el inglés.
Con respecto a la documentación institucional, aunque el español es la tercera lengua de redacción de los textos originales en las Naciones Unidas y la quinta en la UE, su uso es tan reducido que resulta casi inapreciable en comparación con el inglés y, en menor medida, el francés. De hecho, en estos foros suele hablarse del español como una mera "lengua de traducción", ya que la mayoría de los textos en español de la ONU y de la UE son traducciones de otras lenguas, sobre todo del inglés. Además, el hecho de que la mayoría de textos primarios estén en inglés hace que los traductores tiendan a utilizar un español supeditado a las formas léxicas y sintácticas de este idioma.
El estudio hace hincapié en que aún está pendiente el diseño de una línea de actuación conjunta de defensa y promoción del español por parte de los políticos, delegados y personal hispanohablante que desarrolla su actividad en el seno de las instituciones comunitarias. Uno de los últimos episodios de la relegación del español ha sido su reciente exclusión como lengua de registro de las patentes comunitarias. No se puede continuar en la inercia de una política lingüística por defecto en la que las decisiones que afectan a la posición de nuestra lengua se adopten según criterios ajenos a su defensa.
"Valor económico del español: oportunidades y retos"
La creciente importancia económica del español, en tanto que lengua de comunicación internacional, es el punto de partida de un amplio estudio promovido desde 2006 por Fundación Telefónica, bajo el rótulo general «Valor económico del español: una empresa multinacional». Fundación Telefónica ha hecho además partícipes de su iniciativa a diversas instituciones que comparten el interés por algunas de las vertientes económicas del español: Secretaría General Iberoamericana, Real Academia Española, Real Instituto Elcano e Instituto Complutense de Estudios Internacionales, además del Instituto Cervantes.
La primera fase desarrollada hasta ahora ha dado como resultado una serie formada por diez títulos, todos editados entre 2007 y 2012 en la Colección Fundación Telefónica / Ariel:
Economía del español.
Una introducción.
Atlas de la lengua española en el mundo.
La economía de la enseñanza del español como lengua extranjera.
Oportunidades y retos.
Las «cuentas» del español.
Emigración y lengua: el papel del español en las migraciones internacionales.
Lengua y tecnologías de la información y las comunicaciones.
El español en la red.
Economía de las industrias culturales en español.
El español en los flujos económicos internacionales
y Valor económico del español.
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