Contar
con un diagnóstico sobre cómo se distribuyen los grupos sociales en el espacio
es útil para cualquier tomador de decisión, comentó el doctor en geografía urbana y miembro de la Academia Mexicana de
Ciencias, Adrián Aguilar Martínez, en particular para
aquellos relacionados con el desarrollo urbano o con los que elaboran políticas
de vivienda.
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Por
ejemplo, en los conjuntos habitaciones que están próximos a ser construidos se
podría establecer que un 30% de las viviendas estén formadas por diferentes
estratos socioeconómicos, “esa es una manera de inducir la mezcla social”.
Para
Aguilar Martínez es claro que gran parte de la distribución urbana corresponde
a un modelo disperso, el cual consideró necesario revertir para hacer una
ciudad mucho más compacta, en la que no se desperdicie tanto suelo urbano y se
disminuya el costo de la introducción de servicios y transporte.
Estos
estudios tienen otro tipo de aportes, aseguró, pues proponen una nueva metodología
para la clasificación de las zonas de la ciudad, basada en grupos homogéneos de
estilos de vida sociodemográficos; a diferencia de estudios previos que
consideran de manera aislada variables como ingresos, educación, ocupación y
vivienda. Para ello toman a la manzana como la unidad básica de análisis pues
representa mejor las relaciones so¬ciales del entorno inmediato de los
individuos y los hogares.
El
investigador, espera que la metodología de análisis geodemográfico que ha
desarrollado junto con sus colegas sea empleada en futuros estudios urbanos en
América Latina y sirva para hacer análisis comparativos entre las ciudades.
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