A falta de diplomacia, dibujos animados. Esa parece ser la premisa de
un proyecto que llevará a la pequeña pantalla las aventuras por la
región noroccidental de Xinjiang de la "Princesa Fragante", figura
clásica de etnia uigur en la leyenda china, en pleno auge de violencia
en esa zona del país.
De rasgos amables, pelo moreno trenzado y ataviada con un vestido
clásico del folclore uigur, la versión animada de Fragante (Xianfei en
mandarín e Iparhan en uigur) es la viva imagen del "poder blando" que
la potencia asiática abandera desde hace unos años.
El proyecto nace de la petición del gobierno de la ciudad de Kashgar,
al sur de Xinjiang y hogar de gran parte de la población uigur, a una
productora de cine china (la Shenzen Qianheng Cultural Communication
Company) de recrear con matices -muchos- la historia de Fragante para
la televisión local y nacional, según ha recogido la prensa china los
pasados días.
Con diferentes versiones en torno a lo ocurrido y a su veracidad, una
de las más repetidas es la que cuenta que la princesa fue llevada como
consorte desde Xinjiang a Pekín en el siglo XVIII para el emperador
Qianlong, convirtiéndose en un símbolo recurrente de las historias,
libros y películas de los han y los uigures.
Si bien la Iparhan de los uigures es en ocasiones hasta símbolo de
resistencia contra el imperio por la supuesta astucia de la princesa
para evadirse de Qianlong -las versiones más sanguinarias apuntan que
llegó incluso a intentar asesinarle por secuestrarla-, para la
mitología han es ejemplo de convivencia.
Aunque sin duda más cerca de la segunda interpretación, la fábula que
ha ideado la productora deja de lado las peripecias cortesanas para
centrarse en cómo la princesa, su hermano y sus amigos han y kazajos
recorren Xinjiang para rescatar al padre de la bella Fragante, en
manos de un malvado explorador occidental.
Así, con un oportuno enemigo común y extranjero, el director de los
dibujos animados Deng Jianlei ha intentado que tanto el producto final
como el proceso de rodaje concilien los ánimos en Xinjiang, por lo que
asegura que la mitad de su plantilla es han y la otra uigur.
"Es difícil que artistas de fuera de Xinjiang lo promuevan y
entiendan, incluso aunque lo amen", contaba Deng al diario oficial
Global Times esta semana para explicar la necesaria contratación de
uigures, y añadía que lo más difícil ha sido dar con un músico que
pueda interpretar y componer melodías de ambas culturas.
Una vez hallado, el director tiene casi listo el proyecto (de dos
temporadas con episodios de 15 minutos), que se emitirá de avanzadilla
el próximo diciembre en la televisión de Kashgar, mientras la
productora está en negociaciones con la cadena nacional CCTV para
emitirlo a finales de 2015.
Pero con alrededor de 500 muertos durante el último quinquenio -más de
cien en lo que va de año- debido a enfrentamientos entre uigures y la
policía o por "ataques terroristas", tal y como los define Pekín, para
algunos la serie resulta almibarada y deja al margen cuestiones tan
importantes como la religión.
No habrá vestigios del Islam, profesado por la población uigur y por
tanto por la princesa Iparhan, en la cinta, según aseguró el director
al Global Times, que destacaba a su vez que la violencia en Xinjiang
estaba ya salpicando a la industria cultural.
Se basaba en una carta pública firmada el pasado 13 de agosto por
varios artistas de Xinjiang en la que denunciaban que "religiosos
extremistas y terroristas han secuestrado la cultura uigur moderna y
destrozado nuestro arte y tradiciones".
Esta denuncia va en la línea de la postura habitual del Gobierno chino
de responsabilizar de los conflictos en Xinjiang a grupos terroristas
que vincula con fuerzas yihadistas próximas a Al Qaeda, algo que las
organizaciones uigures en el exilio desmienten y achacan en cambio a
la represión que padecen por parte de las autoridades comunistas.
Arguyen que uno de los ejemplos más evidentes es el del intelectual
uigur Ilham Tohti, quien lleva más de seis meses detenido y está
acusado de separatismo por el régimen chino, lo que ha suscitado las
críticas de las organizaciones de Derechos Humanos y de la comunidad
internacional.
Con Tohti en prisión, Kashgar prácticamente sitiado por las fuerzas de
seguridad después de que el pasado mes alrededor de cien personas
murieran en una serie de ataques terroristas, lo que fue seguido muy
poco después por el asesinato del imán de su mezquita, cercano a
Pekín, la duda es qué puede hacer la dulce "Princesa Fragante" para
relajar los ánimos.
Parece que poco más que ser nombrada un día embajadora de buena
voluntad de la diplomacia del mundo animado chino.
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