El personal de los bares por lo general se hace de la vista gorda ante las molestias persistentes a las mujeres, informan unos observadores
Ya es oficial: los hombres que beben en bares con frecuencia se sienten con la libertad de tocar, hacer
comentarios obscenos o acosar sexualmente a las mujeres que no están interesadas. Y muchos de esos hombres no se dan cuenta cuando las mujeres
intentan alejarse de ellos, muestra un estudio reciente.
Aunque los resultados del estudio no son sorprendentes, sobre todo para cualquier mujer que haya intentado tener una noche divertida y libre con sus amigas, los investigadores señalan que de cualquier forma son alarmantes, y que señalan una necesidad de cambios culturales de forma que los clubes sean tan seguros y divertidos para las mujeres como lo son para los hombres.
Para el estudio, los investigadores realizaron más de 1,300 visitas a 188
grandes clubes de baile, bares deportivos y centros de conciertos en Toronto,
Canadá. Utilizaron entrenadores capacitados para observar disimuladamente a
los clientes de los bares.
De los más de mil incidentes registrados, alrededor del 25 por ciento
conllevaron algún tipo de conducta sexual no deseada. El 90 por ciento
conllevó a hombres que acosaban a mujeres.
"Esto incluye desde que un hombre vaya a la barra y le toque el seno a una
mujer y entonces desaparezca en la multitud, a hombres que intentan que las
mujeres bailen con ellos y no acepten una respuesta negativa, o un hombre
que se dirija a una chica en la pista de baile y restriegue su ingle contra ella",
explicó la autora del estudio, Kathryn Graham, científica principal del Centro
de Adicción y Salud Mental de la Universidad de Toronto.
Graham señaló que lo más frecuente es que las mujeres respondieran
simplemente alejándose del hombre que las acosaba. La siguiente respuesta
más común era una confrontación directa, por ejemplo, decirle al hombre que
se detuviera. Y atención, propietarios de clubes: la tercera cosa más común
que las mujeres hacían para deshacerse de sus acosadores era abandonar el
bar.
En promedio, las mujeres intentaban hacer unas cuatro cosas distintas para
señalar que la atención no era deseada, hallaron los investigadores. Pero en
más de la mitad de los casos registrados en el estudio fueron clasificados
como persistentes, lo que significa que el hombre no aceptaba una respuesta
negativa.
El personal del bar mayormente no ayudó. Los porteros solo intervinieron en
10 de los 258 incidentes "agresivos", y solo en un caso se expulsó al hombre
del bar por ser sexualmente agresivo.
"Así que una de las cosas que sugeriríamos al personal en los bares es que
sean más proactivos para garantizar que las mujeres no sean víctimas de
eso", apuntó Graham.
No resulta sorprendente, pero parecía que la mayoría de hombres que
mostraron conductas sexualmente agresivas habían tomado unas cuantas
copas. Algo interesante es que la cantidad que habían bebido no pareció
corresponderse con qué tan molesta o persistente era su conducta. Se trataba
de cuánto había bebido la mujer.
"Sugiere que las mujeres más borrachas son el objetivo", apuntó Graham.
Los resultados del estudio aparecen en línea el 3 de marzo y en la edición
impresa de mayo de la revista Alcoholism: Clinical & Experimental Research.
Una experta que no participó en la investigación dijo que aunque los hallazgos
son tristes, probablemente representan las situaciones más leves que las
mujeres experimentan en los bares, simplemente porque ocurrieron a la vista
de todos, donde podían ser observados.
Kathleen Parks, investigadora de adicciones en la Universidad de Búfalo, dijo
que en los grupos de enfoque, en que las mujeres han reportado el acoso
sexual a posteriori, ha escuchado a las mujeres reportar cosas tan graves
como una violación o un intento de violación en los bares y en los clubes.
"Aquí suceden dos cosas. Hay gente muy borracha, y hay un ambiente que ya
tiene una connotación sexual y de conocer a alguien. Casi se espera que las
personas vayan a bares a encontrar a alguien con quien quizá irse a casa esa
noche", señaló.
Parks explicó que cree que la solución tiene que ser multifactorial. En primer
lugar, afirmó, los propietarios de bares y clubes deben hacer mucho por
mitigar el problema al entrenar a su personal para que intervengan si
observan acoso.
Y los padres y maestros deben asegurar que los chicos y adolescentes
reciban el mensaje de que el acoso sexual no es aceptable, añadió.
"Debemos comenzar a eliminar este contexto mucho antes", planteo Parks.
"Eliminar la idea de que las mujeres que beben alcohol son más sexuales y de
que mientras más borracha esté la mujer, más fácil es conquistarla.
Simplemente porque una mujer beba no significa que está fácilmente
disponible o que haya que aprovecharse de ella".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Kathryn Graham, Ph.D., associate professor, Centre for Addiction
and Mental Health, University of Toronto, Canada; Kathleen Parks, Ph.D.,
senior research scientist, Research Institute on Addictions, University at
Buffalo, State University of New York; May 2014, Alcoholism: Clinical &
Experimental Research
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