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miércoles, 24 de julio de 2013

Crisis, largas jornadas y poca ayuda pública: España no es país para niños

 
"Lo que no sé es cómo la gente tiene dos niños", ironiza Juan Jiménez mientras recoge a su hijo en una guardería privada de Madrid. Un lujo casi obligado en España que, pese a la baja natalidad, goza de pocas guarderías públicas.
Aprovechando un día libre en el trabajo, este informático de 32 años acompaña a su pareja, Nadine Rodríguez, una empleada en una compañía seguros de la misma edad, que recoge todos los días a su pequeño hijo de un año, Pablo.
La pareja gana alrededor de 2.300 euros mensuales. Pese a esta situación casi privilegiada en un país con una tasa de desempleo del 27%. "Llegamos justito a todo", remarca Juan.
Dados los largos horarios de las empresas, donde las jornadas suelen terminar pasadas las 19H00, y las pocas plazas en las guarderías públicas, la pareja debería pagar una fortuna para dejar a Pablo en un centro privado a tiempo completo.
Por ello, como muchos españoles, recurren a sus familias para ahorrar: según un estudio de 2011, cerca de la mitad de los abuelos se ocupan diariamente de sus nietos. No es el caso de Nadine y Juan, que piden ayuda a sus padres lo menos posible.
Pero la decisión es cara: Nadine tuvo que reducir su jornada de trabajo y perdió 300 euros mensuales. La pareja, que en 2006 pidió un crédito de 40 años para comprar un piso con un dormitorio, paga más de 500 euros mensuales para dejar a Pablo en la guardería entre las 07H30 y las 16H40.
Sin posibilidad de mudarse a un apartamento más grande en un mercado inmobiliario hundido, Nadine y Juan no se imaginan por el momento tener otro hijo. "Creo que saldría más rentable no trabajar", dice ella.

Su caso es emblemático en España, cuya tasa de fecundidad es desde 1980 una de las más bajas de Europa. En 2012, se situaba en 1,32 hijos por mujer, el primero de ellos a una edad media de 31,6 años.

Con una población cada vez más envejecida, la baja fecundidad "pone en cuestión la propia sostenibilidad del Estado de bienestar", alerta Salomé Adroher, directora de Infancia y Familia en el ministerio de Sanidad. Con la llegada de la democracia tras la muerte de Francisco Franco en 1975, las mujeres entraron rápidamente en el mercado laboral pero "esta incorporación masiva no ha sido sincrónica con los cambios sociales, empresariales y legales necesarios", explica.
"Faltan medidas que hagan a las mujeres la vida más fácil", añade Julio Pérez, demógrafo en el centro de investigación CSIC. "Ellas se encargan de los roles tradicionales y los nuevos roles [...] Todavía no hemos experimentado por completo un proceso igualador".
La crisis que vive España desde hace cinco años ha acentuado el problema: tras una pequeña subida durante el 'boom' económico, desde 2008, la fecundidad está cayendo.
En el marco de sus esfuerzos de austeridad, el Gobierno suprimió en 2010 el 'cheque bebé' de 2.500 euros que se otorgaba desde 2007 por cada nacimiento.

Nadine recibe 100 euros al mes de una ayuda estatal para las madres trabajadoras con niños pequeños. 

Y la pareja espera beneficiarse de la puesta en marcha de una subvención de 100 euros para guardería lanzada por la Comunidad de Madrid.
Aunque para Julio Pérez estas ayudas económicas no son una poción mágica: "En una situación de desempleo y crisis, al margen de lo que haga el Estado, si uno lo que quiere es tener hijos bien, lo normal es que posponga el momento en espera de que lleguen mejores tiempos". Entre los países desarrollados, los que tienen una fecundidad un poco más elevada "son los que están preocupados por la igualdad de género".
Luchar contra la crisis es esencial para ayudar a las familias, reconoce Adroher, "pero el siguiente paso necesariamente debe ser facilitar medidas de conciliación en la vida laboral y familiar". Por ello, el Gobierno trabaja en la elaboración de un plan integral de apoyo a la familia, que debería presentarse a inicios de 2014.
AFP

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