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lunes, 1 de julio de 2013

Trazan mapa arqueológico de región maya poco conocida

Mediante el Proyecto de Reconocimiento Arqueológico en el Sureste de Campeche se han identificado cerca de 80 espacios, desde centros mayores, medianos, menores y pequeños
Los conocimientos sobre esta vasta parte de las Tierras Bajas centrales, eran incomparablemente más pobres que los que se tenían de regiones vecinas


El descubrimiento este año de una antigua ciudad maya al norte de la Reserva de la Biosfera de Calakmul, la cual ha sido bautizada como Chactún, se suma a los cerca de 20 centros mayores registrados hasta el momento por el Proyecto Reconocimiento Arqueológico en el Sureste de Campeche, entre los que se encuentran importantes urbes como Uxul, que actualmente es motivo de excavaciones.

Para el doctor Ivan Šprajc, quien lidera esta identificación de sitios, y Nikolai Grube, epigrafista del proyecto, hace aproximadamente 15 años el sureste de Campeche era, desde el punto de vista arqueológico, una de las regiones menos conocidas del área maya. Los trabajos, apoyados desde sus inicios en 1996 por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), han logrado reducir estas lagunas de información.
Aunque ubicada en el corazón del territorio en que floreció una de las más interesantes civilizaciones, los conocimientos acerca de esta vasta parte de las Tierras Bajas centrales “eran incomparablemente más pobres que los que se tenían de regiones vecinas, tales como el Petén guatemalteco y el noroeste de Belice”, señalan Šprajc y Grube.
El área de estudio en la que se llevaron a cabo los trabajos de 1996 a 2007 abarca el sector sur de la deshabitada Biosfera de Calakmul, de unos 4,000 km2, así como la poblada franja sureste de Campeche, que se despliega al sur del poblado de Xpujil hasta la frontera con Guatemala, entre los límites de la Reserva y la frontera con Quintana Roo y Belice, midiendo entre 17 y 35 kilómetros de ancho.

La última temporada de campo realizada en este año, tuvo por objetivo extenderse hacia el norte, al área entre Río Bec y Chenes. Es en esta zona intermedia —clave para conocer la interacción entre ambas regiones— se localizó Chactún, un centro que en tiempos prehispánicos logró abarcar más de 22 hectáreas.
Pero Chactún no es el único centro mayor registrado dentro del Reconocimiento Arqueológico en el Sureste de Campeche, también se encuentran Altamira, Altar de los Reyes, Balakbal, Calakmul, Champerico, Dos Aguadas, El Gallinero, El Palmar, La Muñeca, Los Alacranes, Los Ángeles, Mucaancah, Oxpemul, Uxul y Yaxnohcah. En 2007 se ubicaron otros dos: Los Hornos y Uitzilná.
A ellos ha sido posible llegar mediante la revisión de fotografías aéreas a escala 1:20,000, y en casos como Uxul, guiados por los reportes hechos públicos en 1943 por Karl Ruppert y John Denison Jr. Cabe mencionar que la ubicación de los lugares detectados por estos arqueólogos había quedado olvidada.
Una buena parte de los sitios ahora mapeados nunca fueron rastreados, ejemplo de ello es el reciente descubrimiento de Chactún. La espesura de la selva actúa como camuflaje de montículos prehispánicos de dimensiones variadas, que para los extraños no son más que lomas.


“La arquitectura monumental de todos los espacios urbanos en el área de reconocimiento, incluye una combinación de estructuras piramidales con funciones predominantemente religiosas, y construcciones de configuración más compleja y variada, que pueden calificarse como edificios administrativos y residencias de alto rango. En ambos tipos de arquitectura pueden encontrarse entierros”, explican los especialistas.
El mapa arqueológico del sureste de Campeche que se ha ido conformando, incluye hasta el momento alrededor de 80 espacios: 18 centros mayores y un número similar de medianos, poco más de una decena de centros menores y una veintena de sitios pequeños.
Por su tipología y cantidad, los tiestos de cerámica que se observan dispersos en estos antiguos centros de poder y áreas habitacionales mayas, son para los arqueólogos indicadores de periodos de ocupación. En términos generales, ésta empezó siglos antes de nuestra era, pero el número de asentamientos creció de forma importante a lo largo del periodo Clásico, entre 250 y 900 d.C.
Šprajc, del Centro de Investigaciones Científicas de la Academia Eslovena de Ciencias y Artes, sugiere que el sureste de Campeche estuvo vinculado con el Petén desde siglos antes de nuestra era y hasta los primeros siglos de la presente, una fuerte relación que continuó en el periodo Clásico. Así lo demuestran las similitudes en su arquitectura, caso de algunos grupos de edificaciones de configuración triádica, dijo.

“Ahora, a la luz de los datos que hemos obtenido, resulta evidente que la construcción de los complejos arquitectónicos de este tipo estaba ampliamente difundida también en el sureste de Campeche, donde su presencia fue documentada sólo en Calakmul, antes de nuestra exploraciones”, refieren Ivan Šprajc y Nikolai Grube.
Asimismo, las canchas de juego de pelota que se han localizado se encuentran en algunos sitios de rangos mayores, entre ellos Mucaancah, Oxpemul, Uxul y Chactún, los que además cuentan con monumentos inscritos que ratifican un nivel más elevado con respecto a otros asentamientos.
Fueron los jeroglíficos los que, por ejemplo, llevaron a proponer al doctor Nikolai Grube, quien dirige las excavaciones en Uxul, que ésta tuvo un vínculo importante con Calakmul.

“Con el establecimiento de Calakmul como centro de la dinastía Kaan, en la segunda mitad del siglo VII, se inició un proceso de centralización en la región, lo que se comprueba con las inscripciones de Uxul, que hacen referencia directa a dicho linaje”, destaca Grube.
Lo que era una hipótesis fue sustentado por el equipo de la Universidad de Bonn, Alemania —que excava y consolida algunas de las construcciones de Uxul—, entre otros aspectos, por el hallazgo, en 2012, de la tumba de un descendiente de esa dinastía maya, en la Estructura K-2 del sitio.
Uxul ha sido un caso afortunado, pues como concluyen Šprajc y Grube, es necesario continuar las prospecciones de superficie en las áreas que permanecen desconocidas para rescatar información valiosa amenazada por los procesos naturales y los daños producidos por el hombre.

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