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martes, 20 de noviembre de 2012

Hablar con el niño: diez consejos imprescindibles

Mirarle siempre a los ojos y ofrecerle pautas concisas son claves que ayudan a comunicarse con el pequeño

Las palabras y los gestos son claves para hablar con los niños. Alcanzar una buena comunicación con los pequeños puede resultar, sin embargo, difícil. Por eso, aunque cada niño es distinto, y el contacto requiere reglas particulares, conviene tener en cuenta algunas pautas en el momento del diálogo, como ser concretos, claros y simples, asegurarse de que el pequeño escucha, evitar las amenazas y escucharle con atención.
La comunicación con los niños a veces es complicada. Puede resultar difícil establecer los canales del diálogo para expresar de la manera más adecuada lo que se quiere decir, con objeto de que el niño reciba el mensaje y lo interprete de forma correcta.
Palabras y gestos son claves en la comunicación con niños
Además, la comunicación no está constituida solo por palabras, sino también por la expresión corporal: miradas, sonrisas, gestos, abrazos, silencios. Todo esto se debe tener en cuenta al procurar mejorar la comunicación. Por supuesto, cada persona es diferente, de ahí que las distintas técnicas deban adecuarse a cada niño y, en particular, a la relación que el padre o la madre establecen con su hijo. A continuación, se muestra un decálogo de consejos para lograr una mejor comunicación con los pequeños.

1. Mensajes concretos y sencillos

El niño piensa de un modo más concreto y menos abstracto que el adulto
"A veces se nos olvida que nuestros hijos, sobre todo si son pequeños, tienen un tipo de pensamiento muy concreto, mientras que los adultos tendemos a expresarnos con términos más vagos y abstractos", describe la psicóloga especializada en temas de infancia Amelia Fuentes Valenzuela, coordinadora del Máster de Psicología Infantojuvenil de la Asociación Europea de Psicología Clínica Cognitivo Conductual (AEPCCC).
"Les decimos 'pórtate bien', en lugar de 'no tires la comida al suelo', que es más concreto", añade la especialista. El adulto tiende a no marcar los objetivos de una forma clara. "Se nos olvida transmitir nuestras expectativas en un lenguaje que ellos puedan entender", explica Fuentes Valenzuela.

2. Asegurarse de que el niño escucha

Es necesario mirar a los ojos del pequeño mientras se le habla
Es importante mirar a los ojos del niño cuando se le habla y tomarse unos segundos para saber que ha entendido. Si el pequeño está ocupado haciendo algo, lo aconsejable es llamarle por su nombre y esperar a que mire al mayor que le habla. De este modo, se ahorra tiempo, se evita tener que repetir un mensaje y, sobre todo, se previenen frustraciones.

3. Pedir las cosas de una forma simple y concisa

Los niños suelen esforzarse para llevar a cabo una orden que reciben. "Sin embargo, es difícil para ellos recordar una serie de pedidos, de modo que los adultos que mejor se comunican con ellos son quienes les hacen pedidos sencillos", explica la doctora Valia Vincell, especialista en el desarrollo de niños, en su documento 'Estrategias exitosas para hablar con niños pequeños', publicado por la Universidad de Virginia (EE. UU.).

4. Ser amable y correcto al hablar

Los niños aprenden sobre todo con el ejemplo. Las palabras amables les hacen sentir bien y les enseñan cómo se debe hablar. Mientras que las palabras bruscas, además de hacerles sentir mal, forjan en ellos ese mismo carácter y les predisponen a comportamientos similares. Expresiones como "por favor" y "gracias" se incorporan de manera natural a su vocabulario, si forma parte del trato que ellos mismos reciben.

5. Detallar al niño las consecuencias de sus actos

Explicar el porqué evita que el pequeño crea que nuestras decisiones son arbitrarias
Esto es importante al momento de pedir al niño que haga algo o, por el contrario, de solicitarle que no haga. Si el niño no recibe ninguna explicación, la decisión le puede parecer arbitraria y generarle deseos de desobedecer. En cambio, cuando se le explica que "si hace esto, sucederá aquello", sabrá el porqué y podrá entender lo bueno y lo malo de su conducta.

6. Dar oportunidades y no amenazar

Una consecuencia no es una amenaza, explica Fuentes Valenzuela. "Una amenaza es algo que posiblemente no voy a cumplir, y eso lo sé yo y lo sabe mi hijo, por lo que no lo tomará en serio", señala. Una consecuencia, sin embargo, es algo que tanto el adulto como el niño saben que sucederá si actúa de una determinada manera.

7. Dar al niño la posibilidad de recapacitar

Puede ser útil contar hasta un número determinado (siempre el mismo), de manera que el pequeño sepa que cuenta con ese tiempo para pensar, recapacitar y cambiar de actitud.

8. Ponerse al nivel de sus ojos

Mirarle a los ojos y tomarse unos segundos para saber que ha entendido es importante
Siempre que sea posible, es muy bueno que el padre o la madre sitúen su mirada al mismo nivel que la del niño, para hablar con él. Esto es porque el contacto visual mejora la comunicación y, de esa forma, el pequeño podrá sentirse más cerca y empatizar mejor con los gestos del adulto que le habla, a quien ya no verá como un gigante que le habla desde las alturas.

9. Gratificar al niño cuando se porta bien

Sobre todo, si ha cumplido con algo que no le apeteciera demasiado hacer. Por supuesto, no se habla de gratificaciones materiales (aunque también podría ser en situaciones puntuales). Consiste, más bien, en ofrecerle felicitaciones, gestos de aprobación y cariño, como pueden ser una sonrisa, una caricia o un abrazo.
Por el contrario, en caso de que el pequeño no obedezca o no cumpla, se debe producir la consecuencia de la que se ha advertido. Esto último es importante, puesto que, de no ser así, lo que se reforzará es la conducta de desobediencia y esta será más probable en el futuro.

10. Escuchar con atención

Los niños necesitan sentirse escuchados, poder compartir con los mayores sus descubrimientos, sus ideas y sus historias. Además, hablar les sirve para conocerse a sí mismos. Los padres deben tratar de prestar atención. Pero, en caso de que no puedan, es un grave error fingir que se escucha: si el pequeño descubre que ha sido víctima de un engaño (y no es difícil que esto ocurra) puede llevarse una gran decepción.


Via EROSKI CONSUMER

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