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lunes, 20 de octubre de 2014

La pareja de satélites Galileo ha sido traspasada en perfecto estado

Los días 27 y 28 de septiembre el Centro de Operaciones Espaciales de la Agencia Espacial Europea, ESA (ESOC) en Darmstadt, Alemania, transfirió el control de los dos satélites Galileo lanzados el 22 de agosto al Centro de Control de Galileo en Oberpfaffenhofen, que se encargará de ellos mientras se toma una decisión sobre cómo se utilizarán finalmente.

Los satélites se encuentran en excelentes condiciones y están funcionando con normalidad. Un problema con el lanzador situó a la pareja en una órbita con un apogeo más alto, un perigeo más bajo y una inclinación diferente a la de la órbita circular prevista.

 ENTRENADOS PARA CUALQUIER IMPREVISTO

 Esta nueva órbita supuso un desafío repentino e inesperado - aunque bien entrenado - para el equipo del ESOC encargado de supervisar la fase de lanzamiento y de operaciones iniciales (LEOP) de los satélites.

Antes de cada lanzamiento de Galileo, un equipo formado por expertos en operaciones de la ESA y de la agencia espacial francesa CNES entrena de forma intensiva durante varios meses para estar preparado para esta fase tan crítica, que normalmente dura unos ocho días, desde la separación del lanzador hasta el traspaso a Oberpfaffenhofen.

"Tras el lanzamiento, descubrimos que uno de los dos paneles solares de cada satélite no se había desplegado correctamente", explica Liviu Stefanov, Responsable de las Operaciones del Satélite.

"Al mismo tiempo estábamos experimentando dificultades a la hora de recibir las señales de los satélites, que eran inestables y con una potencia mucho menor de la esperada, lo que nos hizo sospechar que sus órbitas podrían no ser las correctas".

"Básicamente, las estaciones de seguimiento estaban apuntando hacia donde esperábamos que estuviesen los satélites, pero no estaban allí, lo que provocaba que no recibiésemos sus señales con la potencia esperada".

 UN RÁPIDO TRABAJO EN EQUIPO PARA ENCONTRAR LOS SATÉLITES

 Los ingenieros sólo tardaron cuatro horas en determinar la órbita real y en generar nuevos comandos para que las antenas de las estaciones de seguimiento apuntasen en la dirección correcta para establecer un enlace de comunicaciones robusto.

Trabajando día y noche, y con la ayuda de los ingenieros del proyecto Galileo y de la industria que los desarrolló, el equipo empezó a analizar cómo desplegar los paneles solares atascados.

"Había que tratar cada uno de los paneles solares atascados como un problema independiente", aclara Hervé Côme, Director de Operaciones de Vuelo.

"Teníamos que maniobrar cada satélite hasta que el panel solar atascado estuviese apuntado directamente hacia el Sol, ya que descubrimos que una de las causas del problema era una temperatura demasiado baja en el mecanismo de despliegue". "Era necesario desarrollar, validar y ensayar 'sobre la marcha' los nuevos protocolos de operaciones en vuelo".

Tardaron tres días en liberar el panel solar del primer satélite, y dos días más tarde se desplegó el del segundo. A partir de ese momento el equipo de Darmstadt siguió trabajando para terminar de activar los satélites, cuando recibió instrucciones de mantener el control durante cinco semanas - cuatro más de lo esperado.

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